Fotos que acompañan al dolor de Silvia Beatriz Giordano

Dentro del montón de fotos desparramadas sobre la mesa, eligió tres. En cada una de ellas la cara dulce de un niño la miraba sonriente.

Con un dedo tembloroso delineó el contorno de la boca, del abundante y negro flequillo, las mejillas, el mentón… En una caricia lenta y sentida.

Llevó la foto a su frente, la bajó hasta sus labios, la besó y la apretó contra su pecho. Un gemido profundo, desgarrado, subió desde sus entrañas. Un llanto seco sacudió la calma de la casa. Ya no había más lágrimas. Sólo dolor, un negro dolor que no desaparecía, sino que se arraigaba más y más, con cada minuto, hora, día, año que pasaba.

La sensación de estar incompleta, de haber perdido parte de su cuerpo y de su alma era con lo que se enfrentaba cada mañana al abrir los ojos y ver el cielorraso de su dormitorio. La gran cama con las sábanas arrugadas, la almohada húmeda por sus lagrimas nocturnas, la botella medio vacía de vodka abandonada en el piso.

Dormida podía llorar, podía abrazar el pequeño cuerpo, podía escuchar su risa y sus gritos. En sueños podía retarlo y disfrutar de sus travesuras… pero en sueños también revivía cada instante, cada golpe, cada minuto de angustia.

Todo le había sido arrebatado. Y lo único válido que tenía era esa soledad elegida para poder sufrir su dolor abiertamente, sin fingir una resignación que no sentía, sólo para conformar a los demás.

Nadie y todos eran culpables. Cada uno de los hombres y mujeres de este mundo. Los que podían evitarlo, no lo hicieron y los que no podían, nada le advirtieron. Su hijito, su pequeño bebe, su nene de dieciséis años había sido sólo otra víctima de la inseguridad.

Comentarios

Maite ha dicho que…
Silvia, por aquí ando leyéndote, es todo un placer, y además tienes una música bien linda, relajante en tu reproductor.

Te dejo mi huellita, para que sepas que a pesar de tantos blogs que tienes, me paseo por ellos, aunque a veces no diga nada. Hoy si he querido dejar mi constancia, porque además estoy disfrutando de la lectura de tu espacio virtual, lleno de palabras llenas de emoción y ternura.

Un fuerte abrazo, silvia

Maite
Silvia Giordano ha dicho que…
Gracias Maite. Se que siempre te das un vueltita por aquí, como yo lo hago por tus cosas. Deseo que andes con mejor ánimo.
Besotes!!!
Carol ha dicho que…
Tierno, estremecedor relato, se llega a sentir en la propia piel el dolor de esa madre.

Historia tantas veces real, como la vida misma, que por mucho que imaginemos, tal vez, nunca alcancemos a sentir totalmente tanto penar que encierra una así.

Besos Silvia Beatriz.
Silvia Giordano ha dicho que…
Carol: las madres del dolor son cada vez más y tristemente nadie hace nada para que dejen de aumentar!
Besos y gracias por visitarme

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